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Una historia al revés

 Durante un segundo, solo durante un segundo, piensa que sería maravilloso poder avanzar el tiempo que le queda y encontrarse directamente con el final. Por una vez en su vida, no quiere tener miedo.  Se tapa los oídos con las manos y aprieta con fuerza. No quiere escucharle. No quiere oír sus amenazas, sus insultos, su rabia…

  No sabe cuanto tiempo aguantará la puerta. Se ha sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la bañera. No puede parar de temblar y su rostro está inundado de lágrimas. Todo el miedo que ha ido acumulando a lo largo de su vida, se encuentra encerrado con ella en el cuarto de baño.

  Él golpea la puerta y grita furioso. Va a derribarla, tiene fuerza suficiente para romper el endeble pestillo que, en estos instantes, la mantiene a salvo.

  Dos segundos. Ese es el tiempo que ha tardado en llegar del dormitorio al cuarto de baño. Durante esos dos segundos, todo su miedo se ha transformado en fuerza. Fuerza para correr, para huir, para buscar un buen lugar donde tratar de mantenerse a salvo.

  No sabe porqué ha sido esta vez. A veces, simplemente, pasa. Ya no se molesta en buscar razones o disculpas. Ya solo trata de encontrar la manera de sobrevivir a los golpes. Y, esta vez, esa manera es el jarrón que sus padres les regalaron en su boda. Un pequeño jarrón azul de cerámica, siempre vacío. Nunca le ha gustado ese jarrón y, sin embargo, está a punto de salvar su vida.

  La convivencia no es fácil, sentencia su madre. Es normal que discutáis, no te preocupes. Ella no dice nada. Pone su mano sobre su mejilla, aún caliente y cuelga el auricular. Recién casados, la vida cotidiana. Aún tiene que acostumbrarse, piensa. Y, sin quererlo, algo en su interior le dice que no será la última… pero no quiere escuchar. Solo ha sido un guantazo, un par de gritos, un plato roto. Es mi marido, no puedo hacer nada. Le quiero, no puedo evitarlo. Y el golpe sigue quemando en su mejilla. Y las lágrimas se van amontonando en su mirada. Pero no dice nada. Aguanta.

 no!Cásate conmigo. Con dos palabras, todo parece mejor que antes. De repente, todas sus dudas se alejan. Y dice que sí. 

  Sabe que lo que dice no es cierto. La quiere, siempre la ha querido. Nunca antes le había levantado la voz. Nunca habían discutido. Es un buen hombre, no podría encontrar nada mejor. Se disculpa. Saca algo del bolsillo. Sonríe.

  Al final solo son dos. Están en un sitio nuevo, han ido por cambiar un poco de aires. Los sábados empezaban a ser monótonos, siempre en el mismo sitio. Un chico se acerca a ellas. Sujeta a su amiga del brazo y le dice algo al oído. Ella le responde. El chico la mira y no dice nada. Luego se va. ¿Qué te ha dicho? Pregunta, curiosa. Su amigo está loquito por ti. Quiere conocerte. Le he dicho que le traiga. La mira incrédula pero, de repente, ve como el chico se acerca. No seas boba, ¡puede que sea el hombre de tu vida!

 Besines de Colorines!


3 comentarios »

3 comentarios a “Una historia al revés”

  1. el 05 Jun 2007 a las 5 junio 2007 PR: 4 Ártemis

    No sé si es tuyo o no, pero está muy bien el ralato.

    ¡Un besote!

  2. el 08 Jun 2007 a las 8 junio 2007 PR: 6 La Toterreno

    Idem a Ártemis…pero no me gustan estas historias 🙁 aunque desgraciadamente existen y muchas.Un saludo wapa

  3. el 20 Jun 2007 a las 20 junio 2007 PR: 0 silvi

    sempre tan real….jo tambe em sento identificada…ets genial

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