La erótica del poder
14 febrero 2007 por tetxu
Hablaré de oídas porque nunca he ejercido poder, o quizás sí, porque soy yo quien manda en el mando de la tele y en casa también soy yo el que tiene la última palabra, aunque sea: Sí, cariño. Dicen los que lo han experimentado y se atreven a confesarlo que nada produce tanta atracción y tanto apego como el poder. Algunos psicoanalistas hablan de estructuras perversas para referirse a aquéllas en las que un sujeto queda atrapado por un objeto que le produce un placer tan extraordinario como único: el poder sería pues algo perverso.Se habla también de la erótica del poder y hay quien dice que el poder es el más fuerte de los afrodisíacos. Muchos parecen intuirlo y no se detienen ante nada con tal de conseguirlo. El poder es pasión y, como en el erotismo, el amor que late es más egoísta que altruista. Ya no soy tan ingenuo para pensar que a los políticos les mueve el servicio a los demás, desgraciadamente he de reconocer que han acabado con mi fe. Lo ideal sería que el poder lo detentaran personas con verdadero altruismo, que no sólo tuvieran las manos limpias sino también su mirada, que vinieran a servir y no a ser servidos, que vieran en el cargo una carga temporal que merece la pena llevar por amor a los demás y no una simple oportunidad para medrar.
Otra cosa que me llama la atención es la metamorfosis que operan las personas que llegan al poder, aquí en España se le ha llamado ‘el síndrome de la Moncloa’. Pareciera que en aquel palacete madrileño habita un virus muy virulento que produce en los residentes una megalomanía progresiva: todos llegan humildes y acaban endiosados, aislados, distanciados y enrocados en la torre de marfil. Y si eso ocurre en la Moncloa que no ocurrirá en la ‘White House’. Suele decirse que en la adversidad surge lo mejor del ser humano, que en la desgracia emerge la virtud; pareciera que el poder también tiene un factor transformador en las personas, los clásicos decían que para conocer el verdadero carácter de alguien hay que darle poder.
Pero a todos los que leemos este blog, supongo que nos interesa más la faceta del poder que tiene que ver con las relaciones interpersonales y no con la política. Mi amigo y maestro Pablo Población ha escrito recientemente sobre ello y establece una antinomia amor-poder, lo que significa que cuando en una relación prima el pulso de poder, se anula o desaparece la relación de amor. Piensa en ello.
Besines de Colorines!
El poder es enémigo del ser humano, porque le separa de los demás. El unici poder que nos hace crecer es el de la unión con el resto, el de afrontar juntos la vida. Un abrazo muy fuerte, Textus
Todos ansiamos el poder, involuntaria o voluntariamente, es necesario para vivir.,
Pero el ser humano es demasiado ambicioso, y cuando hace uso de él, ansia mas y más. De ahí, que cuando una persona pobre se convierte en rica, enloquezca, se aisle, e incluso pierda a todo su alrededor.
Nos gusta tener el poder por naturaleza, somos asi de estupidos. Pero la palabra ”poder” no solo tiene connotaciones negativas, en sentido positivo puede beneficar mucho en la vida de cada cual.
Tener el poder para llevar a cabo un proyecto, un sueño, una ilusión…..alfin y al cabo el poder es lo que nos mueve.
Eso si, ejercer todo el poder sobre alguien, sobre un amor, es, Tetxus, como bien dices acabar con él porque….
nadie es dueño de nadie
muaks