En las calles de la gran ciudad
18 enero 2007 por cabaret
Estas cosas son así, no podéis negarlo. Ayer me topé con un par de madrileños atractivos, enchaquetados, con sonrisa de estrella de Hoollywood y ademanes señoriales. No es que fueran especialmente irresistibles, la verdad, pero tampoco a estos seres se les podía mirar de otro modo menos glamuroso. Intenté verlos en chandal paseando por el Retiro con su retoño de la mano izquierda y un helado de chocolate en la derecha. Imposible. Esta gente desde que se probó el primer traje creo que no se han puesto otra cosa. Seguro que tampoco ellos consiguen sentirse agusto con otra indumentaria: ni pijama, ni vaqueros, ni tonterías.
El segundo grupo de hombres sorbía sopa de cebolla en un amplio lugar de comidas denominado restaurante, se acicalaba el pelo engominado con la palma de la mano bien extendida, acaraciaba sus prominentes ombligos salidos de la panza y de vez en vez colsultaba el móvil como si alguien tan importante como el jefe de ventas estuviera a punto de llamarles. Son seres híbridos, difíciles de encasillar y lejos de ser altos empresarios. Unos “quiero y no puedo”. Una chaqueta de los chinos, un pantalón de rayas y unos calcetines blancos es la combinación, para ellos, más acertada para rozar apenas el modo burqués. Intuirlo, si acaso.
Pobrecillos casposos.
Por último está el género de los “visto pero no visto”.
Estos magníficos machotes van vestidos, es obvio, pero es como si no lo fueran. Una los ve, claramente, pero no consiguen determinar su ropa porque la mente calenturienta femenina solo alcanza a verlos desnudos. Los hombrezuelos de esta calaña emiten involuntariamente (creo) una onda expansiva de feromonas que ciega a la mujer. Desde ese momento, la fémina no distingue tejidos, ni marcas, ni colores. Tan sólo la piel tersa, suave. Las formas sugerentes y las miradas lascivas son lo único real en su campo de visión. El resto de humanidad desaparece. Y sólo ellos dominan el mundo. Someten a la hembra bobalicona.
De estos habré visto uno o dos en mi vida, pero haberlos haylos.
Si es que en Madrid, una reflexiona sobre todo…
jobar yo m kedo con los últimos con los machotes vestidos, como si no lo fueran…ja ja aqui en barcelona está escaso el tema pero alguno que otro hay
jaja
bsos!!
Pues si no hay por Madrid y Barcelona poneros en la piel de las pobres alicantinas!!!!! 🙂
Yo quiero ver uno de esos (y eso q intento desnudarlos mentalmente a todos, jejeje)
jajajaja …. tienes razón arrobita, aquí en Barcelona, estamos escasillas, pero alguno hay ….
Besines de Colorines!
Sin palabras XD