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Al llegar a España, tuve que ponerme a trabajar porque como todo el mundo sabe, de amor y agua no se vive. Así que tuve que hacer uso de lo que mejor se me da: mi don de lengua. No seáis mal pensados, no me fui a la casa de campo…

Así que me presenté en varias agencias de trabajos temporales que se encargaron de mantenerme ocupada. Eso me llevó a todo tipo de empresas porque mi dominio lingüístico encaja en casi en todo. El verano del 93, obtuve el bonito puesto de “coordinadora de asistencia en viaje”. 

El caso es que teníamos que encargarnos de los marrones de conductores franceses que viajaban a España. Este trabajo es un nido de anécdotas a veces muy divertidas, otras menos pero yo me quedó siempre con lo bueno, así que os contaré la de Monsieur ZIAT. Monsieur Ziat, no venía a pasárselo bien a España, no, él y su familia (en total 7), viajaban en el Furgón J5 del 76 hasta Marruecos y la verdad que lo ibérico ni lo probaba. Me llamó desde la A7 altura Figueres. Después del procedimiento inicial de apertura de dossier y el relato de la avería (en breve, se paró el coche), le mando la grúa y quedó en llamarle en cuanto este en el taller concertado por la empresa.

– ¿Hola, Manel que le pasa al coche del Sr. Ziat?
– Pues que el coche está podrido Nena, además lo lleva cargado con una tonelada y toda la prole, por mí que lo mando al desguace….
– Sabes que no lo va a hacer, así que dame una solución…
– Pues nada, le haga una ñapa y a ver si tira palante, pero por lo pronto búscale un hostal que hasta mañana no lo tendré listo.
– Bueno con tal de que llegué a Algeciras que una vez en Marruecos, a mí no me toca, bueno pásamelo
– Señorrrrrrrita el hombre dice que mi furgo está para tirar, no puede ser…
– Bueno tranquilo, sí que está mal pero le cambia un manguito y a correr pero la verdad es que tendrán que dormir en un hostal.
– Imposible que el barco sale mañana de Algeciras, tengo que estar allí mañana a las 10h.
– Pero si son las 20h y os quedan como 1400 km
– Eso con una medio de 100km/h, llegó justo…
– Pues será sin mi ayuda, y si se pone burro le hago la repatriación a Francia…
– Bueno vale, no se ponga así que es Usted mu buena, Ala se lo pagará con 10 niños varones y trabajadores….

Así que me pongo a llamar al correspondiente taxi (tamaño furgo) y hostal también concertados. Al rato, me llama el Manel.

– Nena, que el @*ª+@!!$%$% que no se va al hostal, vamos que dice que duerme en el taller y de eso ni hablar que yo chapo ya, así que ponte y le convences, que sino le echo yo a patadas o peor… le enchufó un bocadillo de butifarra y así le callo la boca.. jajajaja
– Tranqui Manel, pásamelo… ¿Señor Ziat, por qué no se va del taller?
– El señor es un racista, me quiere echar de mi furgón.
– Pero si le pagamos nosotros el hostal, ¿por qué quiere quedarse allí?
– Es que tengo muchas cosas dentro del J5, regalos para familia en Marruecos…. Anda Usted es tan buena, dilo al señor que me quedo.
– Vaaaaaaale.
– Manel deja que se duerma dentro del furgón, anda, que no pisará el taller.
– JOooooder, vale por ser tu, me debes unas cañas cuando voy a Madrid
– Hecho, por cierto avísale que mañana va un taxi a recoger la prole al hostal, que estén listos en recepción a las 10.
– Jo tía abusas, vale se lo digo.

Y cerré el expendiente, rezando para que el día siguiente no tenga noticias de Monsieur Ziat. Porque hay que decir que trabajábamos por turnos y lo normal es que un mismo dossier se seguía por varias personas, pero en el caso Ziat, teníamos una atracción fatal y siempre le cogía yo la llamada, debía de pensar que vivía allí, sola en la oficina.

A la mañana siguiente, nada más sentarme, me salta la llamada:

– Nena que soy Manel, que tenemos un problema, espera que te paso a Mojame.
– Señorrrrrrrrita, el taxita dice que le tengo que pagar, yo no tengo dinero
– Pero si Usted no tiene que pagar nada, pásame el taxista y por cierto ¿Cómo espera llegar a Marruecos sin dinero?

Al taxista:

– Hola soy de la empresa de asistencia, ¿por qué le quiere cobrar a este hombre?
– Collons por la carrera que va a ser… son 5000 pelas del pueblo al taller.
– Pero si Usted nos manda su factura como siempre, no entiendo..
– Qué factura ni que niño muerto… A mi se me para por la calle, y recojo la gente y luego se me paga, no sé como lo hacéis en Madrid pero aquí es la regla.
– Un momento ¿quién le paro por la calle?
– Pues la mujer y los niños, además les hice el favor de meterlos todo dentro que iban seis.. que si me pilla la Benemérita, iba yo bueno.

No me jodas, pararon cualquier taxi, ahora me tendré que pegar con el que deje encargado, menudo día……….

Arreglé el pago al taxista con Manel que me lo pasó en factura junto con la ñapa. Y la familia Ziat siguió con el viaje…y yo tan tranquila. Hasta que me llamaron del puerto de Algeciras.

– Chiquilla, soy Curro del puerto de Algeciras, oye que te paso con uno que me dice que tú se lo arreglas todo, Ziat que se llama. Por cierto que su J5 la ha palmao
– No jodas…
– Hola Monsieur Ziat
– Señorrrrrrita, que dice el hombre que no puedo viajar,
– Ya se veía venir, le dije que el furgón está para desguace. Milagro que llegó hasta allí,
– Sí alabado sea Ala, pero ni hablar, que tiene que llegar a Marruecos. Si me le empujan en el barco, en Tánger, con mis primos le arreglamos, es que yo le dejo allí y luego volveré en avión, Usted me paga ¿la repatriación verdad?
– ¿Cómoooooooooo? Quiere que me echen.
– Por intentar, no se pierde nada, ¿qué hacemos?
– Páseme al señor del taller.- Curro por lo que más quieras, hazle la ñapa, pero que por lo menos se suba al barco, que luego se expediente pasa a Marruecos y yo me lo quito de encima.
– Vale creo que cambiando el manguito, aguantará hasta Tánger.
– Monsieur Ziat, nada que sigue Ud y el J5. 
– Ve Usted si ya se lo decía a mi Fatía que Usted lo arregla todo, le mandaré una postal de mi pueblo en Larache. Allí hago mi casa, en el J5 llevo la lavadora y el cemento, y bicicleta para mi primo. Gracias, es usted muy buena…. Es usted como el todopoderoso para los viajes.

Así que colgué y efectivamente me llegó su postal firmada por todos los miembros de la familia, a la oficina, la sigo guardando después de tantos años…